miércoles, mayo 04, 2005

Fin del hechizo

Sedienta acerqué la botella a mis labios, una gota audaz se deslizó rápidamente por mi cuello. Pude sentir como con tu dedo detenías su cada vez mas rápida carrera. Sonreí y clavé mis ojos en los tuyos. Me encantaba engancharte con la mirada. Tú acariciabas mi pelo. Cerré los ojos. De pronto la ventana se abrió de par en par y una fuerte racha de viento inundó la habitación. Abrí los ojos. Mi pelo estaba revuelto y también todos los papeles que había dejado sobre el escritorio. Clavé mis ojos en los tuyos y justo en ese momento el cristal de tu fotografía se rompió en mil añicos.