miércoles, marzo 30, 2005

Entonces.. te miré fijamente a los ojos y te dije que estaba harta, que ya no aguantaba más. No iba a estar así el resto de mi vida, esperándote, intentando no agotar mis fuerzas para aguantar. Ya no eras el mismo hombre con el que me había ido a vivir hacia unos años. Habías cambiado mucho. Cada vez eras más desagradable, grosero, insoportable... Me humillabas siempre que tenías ocasión y yo ya no estaba dispuesta a aguantarlo más. “Así que.. cariño – te dije- voy a salir a pasear al perro en cuanto me termine esta tostada y cuando vuelva no quiero verte más en esta casa. Ah! Como eres un desastre anoche mientras veías el fútbol te he preparado la maleta” y muy satisfecha conmigo misma salí de la cocina mientras tú me mirabas atónito.


Esta mañana mientras me pasabas la mermelada me has mirado de una manera muy extraña. A lo mejor has intuido mi última pesadilla. Por eso sonreía cuando al levantarme de la mesa te he acariciado el brazo y tras besarte en los labios te he dicho susurrando “no cambies nunca, mi amor”.