Eh! EH! Sí, sí, aquí estoy. Un poquito de calma, enseguida esparciré miguitas de nuevo por aquí. De momento un saludete desde Oporto. Qué hambre tengo.
Hoy he vuelto a resucitar en el mundo de las letras.
Por fin he movido mis alas y una lágrima ha brotado, cálida, recorriendo mi cara.
Soy una libélula.
Escucha mi llanto entre los susurros.
Imagina que un día despertase y mi tamaño hubiera menguado.
De repente sería un ser diminuto.
Entonces podría esquilarme, colarme por tu cerradura y espiarte mientras duermes, mientras te desnudas.
Enganchada a tus pantalones escalaría para descansar en tu cintura y seguir subiendo más arriba.
Me acomodaría en tu oído para gritar cosas dulces y estar segura que tú las oías.